martes, 21 de febrero de 2012

El Real Madrid pica hielo y empata

El CSKA encuentra el punto débil del Real Madrid, los goles a balón parado. Wernhblom empata el partido en el minuto 93 del partido. El Pase a cuartos de la Champions  se resolverá en el Bernabéu

Con guantes, una térmica y mallas, el Real Madrid  salió a Luzhniki a evitar el frío y no a disputar el partido de ida de octavos de la Champions. Un escenario difícil en el que se encontró con un equipo contundente, adelantado en líneas defensivas, como se presentó  el CSKA. Y quizá, por eso, fueron los primeros en buscar el gol con una bolea de Dzagoev, que no encontró la portería blanca.

El Madrid quiso olvidarse del frío y con un disparo desde la frontal del área Karim Benzema rompió el iceberg que, hasta esos momentos, creó el CSKA en defensa. Con el tercer portero como titular, Chepchugov, el Madrid siguió sin encontrar puerta. Y lances del destino, entre que los calentadores y los guantes todavía no habían hecho su función, Benzema se lesionó en ese mismo disparo.  Minuto 14 y primer cambio obligado del encuentro. Como siempre, Higuaín salió a intentar revolucionar el partido. Y lo hizó. En el minuto 28, le robó la cartera a la defensa rusa y gracias a un mal despeje de Shennikov, Cristiano Ronaldo enchufó un tiro con la izquierda y adelantó al Madrid en el Marcador.  Un marcador hasta entonces frío, congelado y aburrido por un encuentro que no parecía, ni de lejos, un combate de octavos de la Champions. Pero, aun así, todo parecía que cambiaría, que el Madrid haría los deberes, como los hace siempre. Esta no era como las demás veces,  el equipo de Mourinho se fue al descanso con un disparo muy flojo del alemán Ozil.

Iniciada la segunda parte, el Madrid desperdició ocasiones que le hubiesen dejado con un resultado holgado para jugar la vuelta en casa. Cristiano y Callejón fueron las principales figuras que retaron al portero del CSKA.  Pero, el equipo de Leonid Slutsky no se amilanó y siguió adelantando la línea defensiva y metiendo en su campo al Madrid con varias ocasiones. Musa y Doumbia sacaban los colores al Real Madrid, mientras el frío dejaba helados sus músculos.

Todo seguía así y con objetivos dispares en el partido. Mientras que el CSKA intentaba deshacer el hielo con fuego, el Madrid se metía en el congelador cada vez más. Cristiano Ronaldo de nuevo la tuvo en sus botas, pero Chepchugov sacó su mano para despejar el balón. Cuando parecía que todo el pescao estaba vendido y con tres minutos de descuento el CSKA aprovechó el talón de aquiles de los hombres de Mourinho.  Los lanzamientos a balón parado. Un centro de la derecha y varios despejes desafortunados hacen que Wernhbloom encuentre el balón y sentencie a Iker Casillas. Minuto 93 y uno-uno en el marcador. De nuevo, el Real Madrid se congeló, para buscar el pase a cuartos de la Champion  en su casa, el Bernabeu.


martes, 7 de febrero de 2012

Garrincha: Mortal e Inmortal


“Cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo; la pelota, un bicho amaestrado; el partido, una invitación a la fiesta. Garrincha defendía a su mascota, la pelota, y juntos cometían diabluras que mataban de risa a la gente”, de este modo definió el prestigioso escritor Eduardo Galeano a Mané Francisco Dos Santos. Más conocido como Garrincha. Ese tipo de ave fea, torpe, indomable, con canto suave e increíblemente veloz, que habita en las selvas del Mato Groso en Brasil. Porque así era Mané, un joven de 1.68 m de altura,  nacido el 28 de Octubre de 1933, en Río de Janeiro, que vivió en sus propias carnes el éxito y el fracaso. Una vida de campeón marcada no sólo por esa pequeña curvatura de 80 grados en sus pies, ni por tener una pierna seis centímetros más grande que la otra, sino por sus excesos con el alcohol, el tabaco y el sexo.

Su relación con la pelota empezó desde joven al igual que con lo que más amaba, las mujeres. Sus primeros toques los dio en el equipo de la empresa textil donde trabajaba, pero el paso definitivo llegaría de la mano del Botafago, club de la liga profesional brasileña con el que obtuvo tres títulos. También pasó por el prestigioso Corinthians, donde sólo pasaría un año.


“La diferencia con Pelé es que, yo apenas supe driblar los problemas con los pies”, estas fueron las palabras que salieron por la boca de Garrincha. Y razón no le faltaba. En el fútbol se convirtió en alguien inmortal, sobrenatural llegando a ser apodado como “ la alegría del pueblo” o “el Chaplin del fútbol”. Pero, en el día a día no supo actuar ni como mortal, no jugaba bien sus cartas  aunque luego, la suerte cambiaba con un balón en sus pies. Prueba de ello es su estancia en la selección brasileña. Jugó tres mundiales: Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966. Y ganó los dos primeros, siendo elegido en Chile el mejor jugador del mundo. Compartió camiseta con una de las mejores escuadras de la verdeamarilla: Pelé, Didí, Vavá y Maríó Lobo Zagallo. A pesar de que la relación entre él y Pelé no era la mejor, con los dos dentro del campo consiguieron que Brasil no perdiese ningún encuentro.

Si con sus pies conseguía hacer magia en forma de driblins, con las mujeres formó una auténtica cadena de descendencia. Se casó en tres ocasiones y tuvo un total de trece hijos. Una de las relaciones más mediáticas fue la que mantuvo con la cantante brasileña, Elsa Solares. Pero, ni la magia, ni el fútbol, ni el sexo lograron apartarle de su auténtico enemigo, el alcohol.


Y como si en un circo estuviese, Garrincha se mezclaba con el pueblo en los carnavales, en los bailes, en partidos sin  importancia, alejándose de quienes lo elogiaban, pero acercándose a los bares donde le fiaban el alcohol. Por aquellos tiempos, Mané debió pensar igual que Oscar Wilde cuando dijo que la única forma de vencer una tentación, es dejarse arrastrar por ella. El alcohol, su mejor amigo por las noches, pero enemigo por el día acabó matándole. Sólo, en una calle abandonado y como consecuencia de su adicción, murió Manuel Garrincha a los 49 años de edad en Rio de Janeiro. Las mismas calles que le vieron crecer, fueron las que le vieron morir. Aunque le despidieron como a un grande, con un velatorio en el estadio Maracaná, hoy su tumba permanece solitaria.

Las gestas de Garrincha aún son reconocidas y como Carlos Drummond de Andrade describió: “Fue un pobre y pequeño mortal que ayudó a un país entero a suspender las tristezas. Pero, lo peor es que las tristezas vuelven y no hay otro Garrincha disponible. Se necesita un Garrincha nuevo, que nos alimente el sueño.”